SSC y RACSA
Artículo principal: SSC
La comunidad internacional vinculada al BDSM, viene poniendo especial énfasis en que las prácticas sean SSC, es decir Safe, Sane and Consensual (seguro, sensato y consensuado), término acuñado en 1983 por David Stein. Su ideólogo lo definió del siguiente modo:
Las relaciones BDSM deben seguir un modo seguro, sensato y consensuado respecto a sus prácticas:
seguras, en cuanto al conocimiento necesario sobre su desarrollo y sobre el material usado, así como sobre la prevención de riesgos.
sensatas, en cuanto a la capacidad razonable de decisión por parte de los actores, no alterada por drogas o bebidas y acorde con la experiencia de cada participante, sabiendo diferenciar fantasía y realidad.
consensuadas, en cuanto a que los participantes estén de acuerdo sobre la forma e intensidad con la que se realicen, e igualmente que dicho acuerdo pueda rescindirse en cualquier momento.
Sin embargo, lo que en su inicio fue una definición creada para deslindar el campo del sadomasoquismo consensuado del de los malos tratos (sobre el que la sociedad americana mantenía una severa prevención), fue desarrollando en algunos pequeños grupos modelos de intransigencia muy alejados del propósito inicial y de la metodología de sus creadores. Esto llevó al propio David Stein a distanciarse del abuso que algunas personas hacían de su eslogan.
Desde los años noventa surge un nuevo concepto, el Rack, que reúne en torno a su definición un elevado número de activistas. Rack es el acrónimo de Risk Aware Consensual Kink, que viene siendo traducido en la comunidad hispano parlante como riesgo asumido y consensuado para prácticas de sexualidad alternativa (o no convencional): racsa. El racsa pone los acentos en la responsabilidad propia de los participantes en una actividad BDSM, responsabilidad informada y consensuada para evaluar y asumir los riesgos de dicha actividad. Más que una diferencia semántica o de concepto, los partidarios del racsa tratan de modernizar una definición (la del SSC) que se concibió fundamentalmente para trazar una línea divisoria con los malos tratos o la violencia de género, pero que sus mismos impulsores han tenido que reconocer, una y otra vez, que su propósito original estaba siendo defraudado y prostituido por el uso intolerante, extremista y poco inteligente por parte de algunos grupos marginales dentro de la comunidad BDSM.
La mayor parte de los activistas de la escena adoptan actualmente la postura de señalar la definición SSC como adecuada para comunicarse con el mundo de la sexualidad convencional o vainilla, mientras que sostienen que el término racsa define con mayor rigor y precisión las prácticas BDSM reales.
Palabra de seguridad
Dado que muchas de las situaciones durante una sesión contienen elementos de fantasía y/o rol, y que en algunos de ellos se escenificaba la "protesta" del participante sumiso, era necesario crear un sistema de comunicación que le permitiera a este dejar claro el momento en que su protesta era real y equivalía al deseo de no continuar. Y era preciso que el Dominante pudiera percibir nítidamente este deseo y diferenciarlo de la escenificación del "¡no, no más!" que podía ser parte del juego sexual pactado. La solución, fue la denominada Palabra de Seguridad. Puede ser una palabra de rápida dicción y sonora (“stop”, “tango”), una que sea significativa para quien la debe recordar (por ejemplo el nombre de una persona familiar), etc.
La palabra-código (también así llamada) es usada por la parte sumisa para indicar de forma rápida que el grado, las circunstancias o la actividad que se está desarrollando, no es de su gusto y que desea parar. La ética del BDSM prefija que en todo momento la parte dominante respetará dicha manifestación e interrumpirá la actividad.
La primera mención constatable del concepto se registra a finales de 1992 y se refiere a unas precisiones fonéticas aparecidas en el círculo activistas alemanes S/M-Szene :
La palabra de seguridad no debe contener sonidos fonéticamente tenues, para evitar su mala audición con música ambiental. Tampoco debe contener la vocal "i", ya que esta es difícil de entender si la voz está tomada.
La palabra de seguridad es el medio a utilizar en casos de verdadera urgencia, cuando surge la necesidad de ir al baño, se recuerda que se ha dejado el grifo de la bañera abierto, la otra parte está deslizando una pluma de ganso por las plantas de los pies de la persona sumisa, sin saber que esta tiene insoportables cosquillas en esa zona, o cuando se quiere interrumpir la sesión por otras razones.
Su uso es generalmente indiscutido, especialmente en los comienzos de una relación, pero contiene también algún riesgo, como deja claro Datenschlag:
Abandonarse demasiado a la palabra-código, puede a veces perjudicar la seguridad. En el caso de juegos emocionalmente profundos, puede encontrarse la parte sometida demasiado abstraída e inmersa en sus emociones como para usarla.
Dentro de la comunidad BDSM, existen otras formas minoritarias de contemplar el empleo de la palabra de seguridad, especialmente para los practicantes del metaconsenso. Para ellos, la parte pasiva o sumisa cede voluntariamente y previo consenso, la completa responsabilidad sobre el desarrollo de la sesión a la parte activa o dominante. En esos casos es la parte activa la que decide si interrumpir o no la sesión, lo que presupone (además del previo consenso) un elevado grado de confianza y conocimiento entre ambas partes. Por último, los activistas de la Old Guard rechazan el uso de la palabra de seguridad, por entender que es un límite no deseado en la entrega.
Roles
En el BDSM se identifican dos roles: dominante (también usado el término top, o activo ) y sumiso (también bottom o pasivo). El dominante es el que disfruta de estas prácticas manteniendo la iniciativa y el control de la acción, mientras que la parte sumisa obtiene placer al entregarse en manos del dominante, para que sea éste quien le dirija.
Además, algunas personas gustan de ejercer ambos roles, dependiendo del momento o de la persona con la que actúe. En ese caso se habla de un activista switch, término inglés con el que se designa aquello capaz de conmutar o invertir una acción o un fenómeno.
Consenso
Consensuar - Consensualmente : Se refiere a la voluntariedad y mutuo acuerdo en relaciones BDSM.
El consenso que se establece en todas las relaciones BDSM, es precisamente lo que le dota de un contenido específico, distanciándolo de cualquier situación de violencia no-pactada, como los malos tratos, la violencia de género, etc. Al igual que el consenso sexual permite distinguir con claridad cuando dos personas están haciendo el amor y cuando, al faltar este, se produce una violación, de igual manera comparar una sesión BDSM (pese a la apariencia de violencia verbal o física) con una situación de malos tratos, sería como pretender comparar la noche de amor de una pareja con la infamia de una violación.
Esta forma de consenso puede revestir múltiples formas. Por ejemplo, mediante la escenificación de una negociación previa a la sesión, en la que se establece el cómo, el cuando y el grado de las actividades a realizar, la palabra de seguridad a emplear, etc. Pero también puede adoptar la forma de acuerdo menos elaborado, cuando existe amplia confianza por ambas partes. En todo caso, siempre su existencia es básica para que la actividad a desarrollar esté encuadrada en lo que se denomina BDSM. También existen fórmulas de consenso global, especialmente en parejas que se conocen o se relacionan habitualmente. En estos casos, no siempre se da una negociación previa antes de cada sesión, sino que a menudo se establecen pactos más abiertos y a más largo plazo.
Metaconsenso
El metaconsenso es una forma evolucionada de consenso, propia de algunas relaciones BDSM muy avanzadas en el mutuo conocimiento y donde se producen situaciones de profunda confianza entre la parte sumisa y su dominante, además de suponer una amplia experiencia por parte de esta última.
En dichas relaciones, la parte sumisa manifiesta explícitamente que no desea asumir la responsabilidad de interrumpir la sesión en el caso de sentir que ésta supera sus límites o su capacidad, sino que desea que sea la parte dominante quien tome esa responsabilidad y decida en todo momento al respecto. Esto implica, por ejemplo, que la parte sumisa asume de forma responsable, consensuada y sensata, su deseo de que, en caso de rogar dar por finalizada una actividad concreta (o la sesión en su conjunto), sea la dominante quien decida aceptar o no esa petición. El metaconsenso se practicaba de forma muy generalizada en los inicios históricos del BDSM, la época denominada de la Old Guard, aunque era más conocido en los círculos anglosajones con la denominación, algo confusa, de no-consenso consensuado (consensual non-consensuality).
A raíz de popularizarse en la comunidad el concepto SSC, el metaconsenso pasó a estar más en desuso y no volvió a vivir un relativo relanzamiento hasta la década de los 90, aunque su práctica continua siendo minoritaria en la comunidad BDSM. Ofrece la "ventaja", para la parte sumisa, de no tener que preocuparse por el desarrollo de la sesión, ya que será la misma dominante el que la interrumpa, si cree que está siendo demasiada intensa, sin necesidad de esperar que aquella lo manifieste. Esto es especialmente importante en los casos en donde la parte sumisa se encuentra en un estado cercano al éxtasis, el llamado sub-space que puede sobrevenir durante una sesión Pese a ello, muchas de las personas incorporadas al BDSM tras el periodo de la Old Guard, opinan que el metaconsenso es una práctica que arrostra importantes riesgos y la consideran, por tanto, en los límites de la comunidad.